En la mayoría de los casos, cuando empezamos una relación de pareja, depositamos en ella de forma inconsciente un conjunto de expectativas realistas y otras no realistas asociadas con el placer y el bienestar. Del mismo modo, pasamos por alto algunos aspectos menos románticos como las diferencias que hay entre ambos, las responsabilidades y las obligaciones que surgen de la relación, las estrategias para afrontar los conflictos y así un largo etcétera.

Respecto a las diferencias, Jung señalaba que “la tendencia antagónica, por estar reprimida en el inconsciente, ha escapado al control del consciente, pero no disminuye su dinamismo propio y su influencia”. En igual sentido, Marta Nadal y Andrea Ambrosini, como expertos en autoconocimiento, también señalan que “a menudo, inconscientemente nos atrae aquello que no tenemos. Si somos más introvertidos puede que nos llame más la atención una pareja extrovertida, y viceversa, si somos más expansivos y vitales nos atraerá alguien más calmado y reflexivo”. No obstante, ¿cómo evolucionan estas diferencias? ¿Son compatibles, son complementarias, se pueden reparar o son irreconciliables?  Veamos un poco más.

La Morfopsicología aplicada específicamente a las relaciones de pareja.

La Morfopsicología, a través de un estudio morfopsicológico realizado a cada uno de los miembros de la pareja, supone una herramienta muy valiosa que favorece -en primer lugar- un profundo autoconocimiento del pasado y del presente de cada uno/a; en segundo lugar facilita el conocimiento mutuo y las necesidades de cada uno. La Morfopsicología nos ayuda a entender a cada individuo de forma separada, cuáles son las complementariedades y los antagonismos.

Es en ese sentido que la Morfopsicología aplicada a las relaciones de pareja privilegia un acercamiento entre las personas que la conforman sobre todo para que tomen conciencia de muchos aspectos de su personalidad. Es decir, la premisa siempre es respetar las características particulares y únicas de cada individuo, porque sólo desde el reconocimiento, la aceptación y la integración es posible abrazar los puntos de encuentro, potenciar la complementariedad y acercar las diferencias que puedan existir entre ambos.

En la aceptación y la comprensión -y no en la resistencia- está el amor.

Es cierto que a menudo esperamos que el/la otro/a cambie para adaptarse, incluso para complacernos. Como bien señalan nuestros especialistas: “tenemos que estar abiertos a aceptar y comprender las diferencias, ya que sólo desde la aceptación podemos construir una relación sana. La realidad es que a pesar de poder trabajar comportamientos, el carácter, la estructura más profunda de nuestra personalidad, es difícil de modificar”.

Por ello, conocernos mejor, además de permitirnos entendernos y aceptarnos, nos facilita comprender mejor al otro/a y dejarlo/a ser, sin ánimo de intentar que cambie. Al final, el amor con conocimiento es un amor consciente; de hecho, cuando nos conocemos también tomamos contacto con lo que realmente queremos y con lo que no. Esto nos orienta para definir la viabilidad de una relación, nos evita mantener relaciones de falsa comodidad y/o caer en relaciones tóxicas.

La felicidad está en nuestras manos y conocer a nuestra pareja también. Una buena pareja puede proporcionarnos amor, alegría y seguridad, pero no tiene la potestad de convertirnos en personas felices o infelices. Afortunadamente, la felicidad es, entre otras cosas, una decisión y una capacidad propia, individual e intransferible.

La Morfopsicología es una disciplina que estudia el comportamiento humano con una enorme precisión en el diagnóstico. Es por esto, entre otras cosas, que resulta tan impactante y transformadora. Nos hace más abiertos/as, más libres y más conscientes para tomar las mejores decisiones en la vida en general y en las relaciones de pareja en particular.

Si el amor no es saludable, entonces no es amor.

A través del conocimiento de uno mismo y del otro/a crearemos mejores relaciones, más nutrientes, sanas y amorosas. En este sentido, nuestros especialistas ayudan a las personas a entenderse, a entender al otro/a, así como a comprender qué tipo de relación tienen y desean. Para ello, facilitan la toma de consciencia en las relaciones para que éstas fluyan, o bien para que puedan identificar aquellas diferencias que son irreconciliables.

En estos casos, nuestros especialistas hacen sesiones para que ambos puedan resolver conscientemente, desde la comprensión y el agradecimiento al otro -y no desde la rabia o el rencor-, cómo quieren continuar su camino, procurando siempre el cuidado de todo el ecosistema tanto personal como familiar.