El otro día estaba con un Director General que me comentaba la dificultad que tenía para convencer a los dueños y accionistas de su empresa, de que tenían que cambiar la cultura de la empresa, y pasar de una cultura más dura y competitiva, basada en los logros individuales, a una más cooperativa y amable, donde se hiciera más hincapié en la confianza y en los logros colectivos. Ésta es sólo una conversación de las muchas que se deben dar cada día entre directivos y empresarios, dueños de empresa.

Decidir si la cultura de una empresa afecta a los resultados, es sin duda un tema crucial para el buen desarrollo de la misma. Para nosotros parece un tema evidente, aunque está claro que no lo es.

¿Qué rol juegan las personas y la cultura de una empresa?

Está demostrado que las personas son una de las grandes claves del éxito de una empresa, pero seguro no basta con elegirlas bien, necesitamos también una forma de gestionarlas que permita aflorar lo mejor de ellas, esto es lo que nosotros llamamos “cultura”.

Creo estaremos todos de acuerdo que las personas damos lo mejor que tenemos, sólo si nos sentimos motivados y comprometidos con el proyecto. El salario y los incentivos económicos no son suficientes para estar motivados y para sentirnos bien en una empresa. Sólo si, nos sentimos a gusto, hacemos lo que se nos da bien y nos gusta, estamos en un clima de confianza y respeto, y nos sentimos apreciados y cuidados, alcanzaremos a crear ese ambiente mágico, donde todo parece fácil y las personas podemos dar lo mejor de nosotras mismas. Cuando logramos crear este ambiente (cultura), si además tenemos buenos profesionales y buenas personas, podemos decir que estamos persiguiendo la excelencia de la empresa y eso es nuestro mejor seguro.

Pero esto que parece tan lógico, es muy rebatido con argumentos poco reflexionados y nada científicos, por muchos empresarios que aún creen que el ser humano es perezoso por naturaleza y que, si no hay una cierta tensión en el ambiente, la gente no performa. Seguro estos empresarios no han entendido de forma profunda cómo funciona el ser humano, y que la motivación es algo que viene desde dentro y que cada uno de nosotros, sólo podemos dar lo mejor, cuando estamos en un ambiente amble y cooperativo, y no en uno tensionado y competitivo. Si además logramos que las personas sientan que están persiguiendo un propósito o misión que trasciende la individualidad, o sea a ellos mismos, estaremos entonces en el mejor escenario para crear un caldo de cultivo para que nuestros empleados y partners sean su mejor versión.

Para los incrédulos, existen multitud de estudios y estadística sobre la diferencia de rentabilidad entre una empresa estándar y las mejores empresas (Great Places to work). Nos podemos ya atrever a decir, sin miedo a equivocarnos,  que las mejores  compañías (en cuanto a cultura y desarrollo de las personas), son más rentables.

Sirva este ejemplo:  desde 1998 hasta el 2010 las mejores compañías para las cuales trabajar (auditadas según sello Best companies to work for) han mejorado el índice  S&P por un ratio de 3 a 1, según un estudio de Russel Investment Group.

Aún más impresionante es un estudio presentado por Raj Sisodia ,Sheth and Wolfe  en su libro “Firms of Endearment”. Según sus datos, las empresas con un perfil de mayor cuidado a las personas y por lo tanto más humanistas, han mejorado durante un período de 15 años (1998-2013) 14 veces el índice S&P 500.

Otros estudios demuestran que cuidar a las personas y generar una cultura donde éstas puedan desarrollarse y dar lo mejor de sí mismas, genera siempre y en todos los casos un retorno superior.

¿Nosotros personalmente no tenemos ninguna duda, y tú?