Curiosamente muchos estudios demuestran y constatan que en el mundo laboral existe un mayor fracaso profesional debido a una mala gestión de las emociones y un menor fracaso cuando es debido a un desconocimiento de la formación académica.

La falta de experiencia, la necesidad de una mayor formación, o el posible mal uso de los conocimientos que llamamos técnicos, ocurre en algunas situaciones, pero es casi siempre subsanable, especialmente si la persona es positiva y tiene una buena actitud. Nos será suficiente con identificar lo que necesitamos aprender o practicar para ponerle remedio. Poniendo atención, empeño es más que probable que esa parte que aún no dominamos, podamos mejorarla e integrarla.

Por otro lado, parece que mucho más a menudo de lo que quisiéramos, el fracaso ocurre a un nivel distinto al del conocimiento técnico, ocurre a nivel emocional de las personas y por consiguiente de los equipos de trabajo. Creemos, se dedica demasiado poco esfuerzo y ciencia a detectar, resolver, pero sobre todo a prevenir la falta de una buena gestión de las emociones en nuestros equipos y personas.

Es sin duda básico para prevenir, el conocimiento de uno mismo, ya que es lo que nos permitirá, por nosotros mismos, detectar esa falta de gestión emocional. Si la detectamos, pedimos ayuda y nos ponemos en buenas manos, las cosas sólo pueden mejorar. Siempre (casi) hay solución a la mayoría de nuestros conflictos internos, si tenemos ganas de crecer y mejorar como personas, y diría más, si somos valientes y nos atrevemos a pedir ayuda.

Nuestras actitudes laborales son las mismas que las actitudes que adoptamos en nuestro entorno personal, frente a la vida, por consiguiente, si fracasamos en nuestro trabajo, es muy posible que tengamos un problema que va más allá del mundo profesional y que nos atañe en todo lo que hacemos como personas. Creemos esencial conocernos, para que podamos reconocer nuestros puntos fuertes, así como nuestros puntos perfectibles; solamente así podremos dar lo mejor de nosotros en cualquier ámbito de nuestras vidas, ya sea en lo laboral y/o personal.

El fracaso es seguro un muy buen maestro, si no somos orgullosos y estamos dispuestos a aprender, cada fracaso nos enseñará seguro algo que necesitábamos aprender. Siempre decimos que, para ser personas de valía, debe haber cosas en nuestra vida que no nos hayan funcionado exactamente como nosotros queríamos, y que hayamos debido gestionar para poder resolverlas, integrarlas y aceptarlas. Los problemas nos abren las puertas a nuestra sabiduría interior, y bien gestionados forman seguro parte de quienes somos, obligándonos a mirar y buscar en nuestro interior, para así conocernos más y poder superarnos y crecer.

Conocernos es imprescindible, en el mundo personal, significa: saber cómo somos, que nos motiva, cuáles son nuestros talentos y también nuestras debilidades.

En el mundo laboral supondrá tener conocimientos entre otros, sobre: nuestro liderazgo, nuestra actividad frente al trabajo, de la capacidad o no para gestionar equipos, de entender mejor nuestro positivismo y/o compromiso, de conocer nuestra capacidad para pensar y entender si somos más especialistas o generalistas, y así un largo etc.

Podemos decir que, conocerse implica también esfuerzo, utilizar las herramientas adecuadas y la ayuda de especialistas. Estamos seguros que solamente así podremos dar lo mejor de nosotros y ser nuestra mejor versión.